El objetivo es reemplazar las células de la retina que pierden los individuos que sufren enfermedades como la retinitis pigmentosa.
El pequeño microchip, que se implanta debajo de la retina, contiene 1.500 microscópicos detectores de luz electrónicos.
El nervio óptico es capaz de recoger las señales eléctricas del microchip y enviarlas al cerebro para que los pacientes pueden volver a experimentar algo de la visión perdida.
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